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Ante el Dim: ¿reflejo de lo que será el Junior todo el torneo?

No hay goleadores, no hay verdaderos delanteros. Ya ni Ovelar se atreve a probar suerte al arco.

Tan solo diez mil personas de las 40 mil que se suponían deberían haber asistido al estadio a ver el partido que reeditaba la final del semestre pasado ante el Medellín, un solo gol, marcado por un mediocampista, un debut nada auspicioso del “refuerzo goleador”  Michael Rangel y la rabia expresada por los hinchas, antes, durante y al final del partido, son fiel reflejo del malestar reinante entre los seguidores del cuadro rojiblanco.

“Malestar  y desilusión general por la “burla” a la que nuevamente ha sido sometida la afición del equipo Junior”. Así lo expresaron muchos de los hinchas del club a los que se les prometió verdaderos refuerzos y solo le entregaron jugadores desechados de otros equipos.

La expresión del presidente de la junta directiva Freddy González Rubio el pasado viernes a pocas horas del cierre de inscripciones, “esto es lo que tenemos y con esto trabajaremos”, refiriéndose a los refuerzos Michael Rangel, Faber Cañaveral y Sebastián Hernández, fue considerado un golpe bajo para el público.

Aunque los seguidores del plantel rojiblanco se sienten burlados, gran parte de esa misma hinchada dice no sentirse extrañada ya que esta es una costumbre  en el Junior. Siempre se habla de verdaderos refuerzos y durante días y semanas se afirman estar en conversaciones y  gestiones buscando lo mejor, y al final de cuentas los máximos accionistas salen con la misma declaración: “No hay plata y trabajaremos cono lo que tenemos”, sentencia que seguidamente se acompaña con la frase condicional para el cuerpo técnico “lo toma o lo deja”.

Los propios directivos y, los presidentes de turno, prometen cielo y tierra y cuando se está a punto de cierre de inscripciones dicen no poder hacer nada más. Se conforman con lo poco o nada que consiguen. Igual los técnicos se conforman con lo que le entregan;  particularmente si el director técnico es colombiano y mucho más si es del patio. Ejemplos hay por montones. De ellos pueden dar fe Dulio Miranda, Javier Castell, el propio Carlos Peña y pare de contar.

La falta de seriedad en quienes manejan al club llega a pensamientos de entendidos y periodistas deportivos a preguntarse en casos como estos, ¿a quienes pertenecen las llamadas “cometas” de las contrataciones?. El término “cometero” se atribuye a aquellos técnicos y directivos que recomiendan y hacen contratar a jugadores de media cuchara a los que les ofrecen ponerlos a jugar a cambio de recibir un buen porcentaje por la compra del pase y del contrato con los equipos.

-Yo tengo una cometa que tiene todos los colores,

es bonita y coqueta y al cielo le da sus fulgores.

 Cuando la remonto en el crepúsculo se pierde,

se me vuelve muda y se le cobro me rezumba…

En Junior esta costumbre recorre ya muchos años y en particular se enmarca en técnicos extranjeros que por varias ocasiones han estado al frente del plantel y también en técnicos cachacos pasados por la institución. Nos negamos a creer que igual vaya a pasar o haya pasado con técnicos del patio.

El resultado ante Medellín es el reflejo de lo que será el torneo para el equipo. No hay goleadores, no hay verdaderos delanteros. Ya ni Ovelar se atreve a probar suerte al arco. Prefiere ceder rápido el balón creyendo en la compañía de alguien que nunca está. Vladimir, el más atrevido es prácticamente una aguja en un pajar. Aguirre intenta y se cansa de tanto ir y venir. Y para colmo de males, el refuerzo Michael  Rangel, falto tal vez de competencia, se lesiona a los pocos minutos de su debut. Y aunque el fútbol del equipo no desagrada, ya la afición ha comenzado a vaticinar que será igual que antes. mucho toque, toque, pero nada de gol. Y la defensa con los mismos errores de desconcentración, de parsimonia y de inocentes en las marcas.

Al Junior ya los rivales lo tienen medido. Saben que se conforma con un gol y que se encoge para  defenderlo hasta el final. Y en el rival de turno, el Medellín, el cartagenero Marrugo se la tiene medida a la defensa y al propio arquero Sebastián Viera.  En este aspecto, el técnico Mendoza parece no haber aprendido la lección.  Alma y nervio de los antioqueños, a Marrugo nadie lo marca, nadie le anticipa; lo dejan pasearse por todo el campo y siempre termina siendo el verdugo. En cambio, los rivales del Junior a Vladimir lo tienen cercado de dos y tres, lo zarandean tanto, que terminan por disminuirle  en su producción.

Lo del sábado ante el Medellín, es una muestra más de lo que se puede esperar del Junior. Por eso, con lo conformado para este semestre no creemos que crezca la ilusión. Lo triste de todo es que cada día se cree menos en la aspiración de un nuevo título. Ni siquiera los directivos ni accionistas del club se lo  creen.  Porque sin grandes jugadores no se pueden hacer milagros. ¡ojalá nos equivoquemos..! 

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